Ahora la melva está de temporada y a buen precio, por lo que merece la pena prepararla.
El procedimiento es muy sencillo:
Yo cuezo el pescado entero, limpio de espinas y tripas, en agua con sal, laurel, un poco de aceite de oliva y unos cuantos granos de pimienta.
Cuando esté completamente frio, se abren por la mitad y se extraen los lomos. Con mucho cuidado de no romperlos, se eliminan raspas y piel. A continuación, los colocamos ordenadamente en un tupper y cubrimos con aceite de oliva suave para que no predomine el sabor de éste sobre el del pescado.
Así, cubiertos de aceite y en el frigorífico, se conservan perfectamente durante días. También puedes embotarlos en tarros de cristal esterilizados y guardarlos en la despensa durante meses. Yo he adornado las tapas de los botes con las blondas de 14 cm.
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